El desperdicio alimentario genera pérdidas de 360.000 millones de euros. Solo en el sector primario, se pierden 135 millones de toneladas. La OCDE y la FAO han hecho saltar las alarmas y piden una respuesta rápida y común.
Toneladas de alimentos se desperdician cada año. La tecnología puede ayudar a revertir la situación. Es el caso de los nanotubos de carbono. Detectan el etileno que hace que los alimentos de descompongan antes de que sea tarde.
En España, se ha desarrollado uno de los primeros proyectos para acabar con el desperdicio en la agricultura. Un robot autónomo con brazos, inteligencia artificial y sensores para dar una segunda para a la fruta del suelo.
Cada año, se desperdician 76 millones de toneladas de rastrojos de piña en todo el mundo. Fuwa Biotech, una empresa vietnamita, los transforma en productos de limpieza sostenibles y asequibles para todos los bolsillos.
En Almería, una empresa ha fabricado con materiales reciclados y energías limpias Dispositivos de Riego Subterráneo (DRS). Esta pequeña innovación convierte cualquier sistema de riego en superficie en subterráneo.
En 2022, la producción mundial de coco alcanzó las 62 millones de toneladas. Una empresa filipina ha creado envases aislantes a partir de las fibras de esta fruta. Una nueva forma de evitar el desperdicio.
El barco Manta ha diseñado para «tragarse» los residuos del mar. Recolecta hasta 3 toneladas de residuos por hora, los clasifica en su interior y produce energía con los plásticos para autoabastecerse.
Recolectar algunos frutos no es fácil. Muchos, como las fresas, requieren de un cuidado especial debido a su fragilidad. Pero lo nuevo de la agricultura de precisión tiene otras ideas: usar robots para recolectar los frutos más delicados.
Oscillum ha lanzado una nueva tecnología llamada Stiint para mejorar la conservación de frutas y verduras. Esta herramienta absorbe el etileno y otros gases, manteniendo la frescura, sabor y textura de los alimentos por más tiempo.
Al principio, el objetivo de este sensor era optimizar el uso del agua en las granjas. Pero han encontrado otra utilidad: es capaz de detectar enfermedades en el ganado al analizar los patrones irregulares en el consumo de agua.
