El campo se puede trabajar con aguas debidamente tratadas. Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón están desarrollando una tecnología revolucionaria. Su objetivo es convertir las aguas residuales en un recurso para regar y fertilizar los cultivos. Todo un desafío.
El proyecto, de tres años de duración, contará con la colaboración de agricultores y científicos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Además, este proyecto pretende reducir la dependencia de los fertilizantes químicos para preservar el medio ambiente.
La producción de alimentos en el mundo crece a medida que lo hace la población. Como las sequías son cada vez más frecuentes, se necesitan tratamientos eficaces que proporcionen agua regenerada para el riego agrícola.

Aguas con una doble vertiente
Mediante un proceso específico, totalmente innovador, es posible reaprovechar las aguas. Se trata de una tecnología híbrida que consiste en la filtración por membrana. Se lleva a cabo en 2 etapas para tratar los líquidos turbios de los digestores anaeróbicos. Estos digestores se basan en microorganismos para descomponer la materia orgánica.
En la primera etapa, una membrana cargada con electricidad atrae iones como el fósforo o el potasio y los concentra en una salmuera rica en fertilizantes. En la segunda etapa, otra membrana elimina contaminantes. El resultado es agua libre de bacterias para hacer una solución con nutrientes que puede aplicarse a los cultivos.

Una tecnología en fase experimental
En las pruebas de laboratorio ya se ha podido recuperar el 80% del agua. El resultado ha sido agua pura con un poco de sales disueltas, que son los nutrientes de las plantas. Por otro lado, se llevarán a cabo estudios en invernaderos para evaluar la eficacia del agua tratada en el crecimiento de las plantas.
Las aguas residuales no son agua pasada.