Necesitamos encontrar soluciones ante las sequías y el cambio climático. Por eso, un nuevo proyecto de investigación en la Comunitat Valenciana está apostando por la tecnología CRISPR-Cas para hacer más resistentes cultivos clave como el tomate y los cítricos. Esta herramienta de edición genética permite desarrollar plantas mejor adaptadas a la falta de agua y otras condiciones adversas.
¿En qué consiste el proyecto?
El proyecto, financiado por la Agencia Valenciana de la Innovación (IVACE+i Innovación), cuenta con una inversión de 495.347 euros y reúne a la Universidad de Alicante (UA), la Universitat Politècnica de València (UPV), la empresa Madeinplant S.L. y la cooperativa agroalimentaria ANECOOP.
El objetivo es estudiar y optimizar nuevas proteínas Cas, que son fundamentales en la técnica CRISPR, para aplicarlas en la mejora genética de plantas. Esto permitirá obtener cultivos más resistentes sin necesidad de introducir genes de otras especies, a diferencia de los transgénicos tradicionales.
¿Cómo ayudará a los agricultores?
Gracias a esta tecnología, los agricultores podrán contar con variedades mejor adaptadas a la sequía, lo que reducirá las pérdidas de producción en temporadas de escasez de agua. Además, se busca mejorar la calidad y rendimiento de estos cultivos sin comprometer su sabor ni su valor comercial.
La investigación es especialmente relevante para la Comunitat Valenciana, donde los cultivos de cítricos y tomate tienen un peso importante en la economía agrícola. Con este avance, se espera que el sector sea más competitivo y sostenible frente a los retos climáticos.
El consorcio investigador ya ha celebrado su primera reunión en la Universidad de Alicante y continuará desarrollando este proyecto en los próximos años. Su meta es lograr herramientas genéticas que puedan ser utilizadas en el sector agroalimentario con garantías científicas y normativas.
El uso de CRISPR-Cas en la mejora de cultivos podría marcar un antes y un después en la forma en que se enfrentan los desafíos agrícolas. Ahora queda por ver cómo evolucionan estos estudios y cuándo podrán aplicarse los resultados en el campo.
