«El agua no se puede quedar en la superficie», afirma Raúl Rojano, creador del Hidroinfiltrador, un invento que conecta el agua de lluvia o riego con las raíces del olivo. «El agricultor tiene que aprovechar el agua al máximo. Sólo así, tendrá una buena cosecha».
En línea con su labor como investigador de la Universidad de Granada, Raúl Rojano ha desarrollado un dispositivo infiltrador que permite que todo el agua del riego llegue hasta las raíces del olivo. Se trata de una malla de carbono activo, de 50 cm de largo, que es capaz de retener hasta cinco veces su peso. Actúa como una esponja, recoge el agua y la conecta con la raíz de la planta.
¿Cómo funciona el Hidroinfiltrador?
Basta con situarlo en las proximidades del árbol, enterrándolo a una profundidad de 50 cm y dejando únicamente expuestos los cantos rodados. Estos elementos actúan como un eficiente ascensor para el agua. Su función es doble: previenen la evaporación y la fuga de cualquier gota de agua, al tiempo que facilitan el recorrido del líquido hasta el extremo del infiltrador.
El desarrollo del invento se enmarca en la tesis doctoral que ha realizado Raúl Rojano junto con el catedrático Jesús Párraga y el profesor Juan Manuel Martín. La culminación de este arduo trabajo se materializó en 2019, cuando lograron registrar la patente en asociación con la Universidad de Granada.
Se adapta a cultivos de secano y regadío
El dispositivo tiene la capacidad de absorber eficientemente el agua de la lluvia y dirigirla directamente hacia las raíces de los olivos. Además, su utilidad se extiende al riego convencional o por goteo, permitiendo al agricultor verter el agua directamente sobre el dispositivo. Así, el infiltrador garantiza que cada gota de agua sea aprovechada, asegurando que los olivos se beneficien completamente de esta tecnología.
Para los tratamientos de la raíz
Las aplicaciones de este dispositivo no acaban aquí. Jesús Párraga, catedrático de la Universidad de Granada e investigador del Departamento de Edafología y Química Agraria, destaca que muchos agricultores optan por adquirir el infiltrador «exclusivamente para tratamientos de la raíz y para utilizarlo como abonadura».
Este enfoque permite a los agricultores abordar deficiencias nutricionales, como la falta de potasio, al inyectar el nutriente directamente con el agua a través del dispositivo. «Queda demostrado que el infiltrador mejora el entorno de la raíz», sostiene Jesús Párraga, «y logra que el olivo absorba más agua y nutrientes».
Actualmente, están colaborando con la Universidad de Valencia para demostrar los beneficios del infiltrador en la biodiversidad del suelo. Mientras tanto, la comercialización de esta innovación se lleva a cabo a través de su empresa, Hidroinfiltrador, S.L., desde donde también brindan servicio y asesoramiento a los agricultores que buscan optimizar sus prácticas con esta tecnología puntera.