El agua está pasando factura a la agricultura. Los gases de efecto invernadero han provocado el calentamiento global, haciendo que las precipitaciones sean más escasas e imprevisibles. Esta circunstancia genera incertidumbre, preocupación y mucha inquietud.
El Plan Hidrológico tiene lagunas
Las comunidades de regantes acusan la sequía, es más, reclaman medidas urgentes. El Plan Hidrológico no responde a las exigencias del momento actual, que presenta un panorama dramático. Por eso, ahora más que nunca, conseguir regadíos sostenibles es vital. En este sentido, hay una práctica que suscita interés. Se trata del riego inteligente, es decir, ajustar la cantidad de agua a las necesidades de un cultivo para evitar desperdiciarla.
Implantar soluciones tecnológicas permite optimizar el consumo de recursos hídricos y energéticos. Dichas soluciones pueden cubrir las necesidades de muchos agricultores que no ven futuro a sus cultivos. La digitalización está calando hondo.
Un riego pensado para afrontar la situación
El riego inteligente aporta una serie de beneficios que hay que valorar. En primer lugar, una gestión centralizada que permite visualizar y actuar en tiempo real sobre la marcha de dicha actividad. En segundo lugar, una mayor eficiencia hidráulica al reducirse las pérdidas de caudal. En tercer lugar, una optimización del consumo, dado que el riego de precisión es capaz de recomendar dónde, cuándo y cuánto se debe regar. En cuarto lugar, la disminución de la huella de carbono como consecuencia de un menor gasto de agua durante el cultivo.
El Ministerio de Agricultura y la Mesa de la Sequía
Además del riego inteligente, se necesitan otras muchas soluciones e iniciativas. Las autoridades competentes, como el Ministerio de Agricultura, han actuado en consecuencia convocando la Mesa de la Sequía. Había varios asuntos por concretar: trasvases, pozos ilegales, plantas desalinizadoras, reutilización de aguas residuales depuradas, etc. Las asociaciones agrarias, por su parte, reclamaron ayudas directas y también exenciones fiscales.
No obstante, el riego inteligente es una alternativa para que los cultivos no se queden en el dique seco.
