Hasta ahora, al hablar de agricultura de precisión, hemos hablado de imágenes satelitales, sensores, robots, y otras maravillas de la Agricultura 4.0. Pero un nuevo sistema para aplicar fungicidas en Estados Unidos no utiliza ninguna de estas tecnologías. Allí, las abejas se encargan de llevar a cabo esta labor. El proceso se llama “vectorización por abejas”.

Funciona con cualquier cultivo en flor
El proceso es muy sencillo. Los agentes del biocontrol que se van a utilizar se diluyen y se colocan en unos dispensadores. Estos dispensadores se encajan en las colmenas, de manera que las abejas tengan que pasar por ellos para salir al exterior. El fungicida se adhiere al cuerpo de la abeja y las acompaña cuando vuelan para recoger polen o néctar de las flores. Así, el producto cae directamente en los cultivos.
Las abejas son un agricultor más
El sistema ha funcionado tanto en cultivos de invernadero como al aire libre. Logra que no se desperdicie producto, por lo que reduce los costes de maquinaria, combustibles, agua y mano de obra asociados a la pulverización manual. Las abejas son quienes hacen todo el trabajo. Los agricultores pueden continuar sus labores en el campo, cosechando o realizando otras tareas, mientras los cultivos quedan protegidos.
Pero no es oro todo lo que reluce. El sistema solo es útil para enfermedades e insectos que afectan a las flores, donde las abejas llevan a cabo la polinización. Hasta ahora, se ha probado su eficacia en fresas, frambuesas, manzanas, café, pepinos, tomates, girasoles y colza. Pero no es una solución para las enfermedades de las hojas, los tallos o las raíces. Además, a las abejas no les gusta la lluvia. Así que, si entramos en un periodo prolongado de lluvias, llevarán menos producto a las flores.

El sistema se está probando en España
España es uno de los mayores productores de frutas y hortalizas de Europa, lo que lo convierte en el mayor mercado para este sistema. Por eso, la biofactoría Agrobio SL ha unido fuerzas con BVT, comercializadora del sistema en Estados Unidos, para realizar pruebas en España. Los ensayos comenzaron en diciembre de 2023, en cultivos de tomate de invernadero.