En el remoto archipiélago de Svalbard, en el Ártico noruego, se encuentra la Caja Fuerte Global de Semillas de Spitsbergen. Este gigantesco almacén alberga más de 930.000 variedades de cultivos de todo el mundo. El objetivo es protegerlas de las amenazas del cambio climático y las tensiones políticas para asegurar el futuro de la agricultura.
Por la protección de la biodiversidad
A más de 1.300 kilómetros del Polo Norte, la Caja Fuerte Global de Semillas de Spitsbergen es una reserva crucial para preservar la biodiversidad agrícola. Su función está clara: salvaguardar las semillas de cultivos esenciales para la alimentación. Es una red de seguridad frente a catástrofes como guerras, desastres naturales o la pérdida de material genético. Desde su inauguración en 2008, la bóveda ha almacenado millones de semillas en un entorno controlado, envasadas al vacío y protegidas a temperaturas bajo cero.
Muchos hablan de este proyecto también como la caja para “el día del juicio final”. Los conflictos armados que están sucediendo por todo el mundo o los fenómenos climáticos extremos amenazan la supervivencia de muchas variedades de cultivos. Esta cámara acorazada busca proteger la biodiversidad. Recientemente, la caja fuerte ha recibido semillas de India, Pakistán y México, que se suman a las de Siria, cuyas infraestructuras agrícolas están siendo devastadas por la guerra.
Seguridad alimentaria está en riesgo
Otro de los principales retos a los que se enfrenta la agricultura moderna es el modelo de monocultivo. A pesar de los avances en tecnología y producción, la agricultura a gran escala ha reducido drásticamente la diversidad de cultivos. Hoy en día, se calcula que apenas 30 cultivos suministran el 95% de las necesidades alimentarias del mundo. Esto preocupa a los profesionales detrás de Spitsbergen. Si una enfermedad o plaga afecta a uno de estos cultivos, podría afectar a la seguridad alimentaria global de forma catastrófica.
La caja fuerte de semillas ofrece una solución a este problema. Almacena variedades silvestres y antiguas que podrían ser la clave para desarrollar cultivos más resistentes frente a los desafíos que puedan venir en un futuro y salvaguardar la seguridad alimentaria. Por ejemplo, con más de 200.000 variedades de arroz, la cámara asegura que, si surge alguna amenaza, habrá semillas con la genética necesaria para adaptar el cultivo y preservarlo.
Un esfuerzo internacional por el bien común
La cámara acepta cualquier tipo de colaboración internacional sin restricciones. Todos los países y organizaciones, independientemente de su situación política, pueden enviar semillas a la cámara. Actualmente, semillas de países enfrentados descansan juntas en los estantes de la caja fuerte. “A las semillas no les importa que haya otras norcoreanas y surcoreanas en el mismo pasillo”, menciona uno de los responsables del proyecto a la revista Time. “Allí están seguras, y eso es lo único que realmente importa”.