Los residuos químicos enturbian las aguas subterráneas y residuales, provocando efectos muy nocivos a distintos niveles. Hay datos que demuestran la presencia de los llamados químicos eternos o PFAS en el agua del grifo. En este sentido, un estudio reveló que el 45% de las muestras tomadas en EE. UU. contenía rastros de PFAS. ¡Alarmante! Investigadores de todo el mundo están buscando soluciones para acabar con ellos. Y la clave parece estar en los ultrasonidos.
¿Qué se entiende por químicos eternos?
Por definición, los químicos eternos son muy longevos. Conocidos técnicamente como PFAS, estos residuos se muestran muy resistentes a la degradación, es más, pueden aguantar en la naturaleza durante cientos e incluso miles de años. La Agencia de Protección Ambiental estadounidense ha clasificado más de 9.000 PFAS diferentes.
Lo peor es su acumulación en los ecosistemas y también en la cadena alimentaria. Esta circunstancia afecta tanto a la biodiversidad como al hombre. Tras efectuarse varias investigaciones, los PFAS se han relacionado con casos de cáncer y perturbaciones en la hormona del crecimiento. La pregunta es: ¿Cómo eliminar unas sustancias con tanto impacto?
Los ultrasonidos como solución
Una solución factible, además de sostenible, sería la eliminación mediante ultrasonidos. Su eco sería enorme, tendría resonancia internacional. Hasta el momento, se había intentado con químicos oxidantes, pero sin grandes resultados. Por tanto, científicos de la Universidad de Ohio recurrieron a la emisión de ultrasonidos. Se trata de unas frecuencias más bajas que las utilizadas en imagen médica. Este tipo de ultrasonidos comprime y estira la solución líquida generando burbujas de vapor que estallan, lo que se conoce como burbujas de cavitación.
Estas burbujas son como pequeñas cámaras en las que se alcanzan temperaturas de hasta 10.000 grados Kelvin. Así, la potencia calorífica descompone los enlaces de carbono-flúor de los PFAS y genera sustancias inocuas.
Un laboratorio con buenas vibraciones
Los experimentos en el laboratorio se llevaron a cabo con PFAS de 3 tamaños distintos. En tan solo tres horas, lograron eliminar con mayor rapidez los compuestos de menor tamaño, a diferencia de otras técnicas. La nota discordante es que aplicarlo a gran escala requeriría una gran cantidad de energía, pero sus posibilidades están ahí.
Los residuos químicos se eliminan al son de ultrasonidos.