En un contexto donde las inclemencias climáticas amenazan la seguridad de nuestros cultivos y las regulaciones de la Unión Europea restringen cada vez más el uso de fitosanitarios químicos, la agricultura se enfrenta a un desafío crucial: la conservación y mejora de la fertilidad del suelo. En este escenario, una técnica ha emergido como una solución prometedora: los cultivos de cobertura.

El suelo agrícola es la clave
La esencia de esta técnica radica en la siembra de cultivos adicionales junto con los principales. Su propósito es proteger el suelo de los efectos erosivos causados por el viento, la lluvia y las altas temperaturas. Además de esta función protectora, los cultivos de cobertura ofrecen una serie de ventajas que hacen que su adopción sea cada vez más indispensable.
La más destacada es la capacidad de estos cultivos para mantener o incluso aumentar el contenido de materia orgánica en el suelo, lo que eleva su nivel de fertilidad. La presencia de materia orgánica es esencial para el desarrollo saludable de los cultivos principales.

Las malas hierbas y las plagas no se resisten
Esta técnica también tiene capacidad para detener el crecimiento de malas hierbas. Los cultivos de cobertura bloquean la luz esencial para su proliferación. Algunas especies actúan incluso como herbicidas naturales contra la maleza, reduciendo la necesidad de utilizar productos químicos.
Además, estos cultivos enriquecen el suelo con nitrógeno, un elemento esencial en la agricultura. Es considerado un macronutriente que produce las proteínas necesarias para las células de las plantas. Es decir, ayuda a la planta a crecer sana y fuerte.
Otra característica interesante de los cultivos de cobertura es su efectividad contra las plagas. Como ya vimos en esta noticia, las flores consiguieron acabar con la plaga de pulgón en sandías españolas. Estos cultivos atraen insectos beneficiosos que actúan como enemigos naturales de las plagas que afectan a los cultivos principales. Esta estrategia de control biológico puede contribuir a reducir la necesidad de pesticidas.
Los cultivos de cobertura se han convertido en una herramienta indispensable en la agricultura moderna. Su capacidad para mejorar la fertilidad del suelo, eliminar las malas hierbas, atraer insectos beneficiosos y enriquecer el suelo con nitrógeno hace que sean una inversión esencial para los agricultores comprometidos con la sostenibilidad y la eficiencia en la producción de alimentos.