El sector agrícola busca soluciones más sostenibles ante el cambio climático y las restricciones en el uso de agroquímicos. En este contexto, nace ESCUDO, un proyecto que aprovechará residuos del arroz, la vid y los cítricos para desarrollar bioestimulantes y biocidas naturales. El objetivo: reforzar la resistencia de los cultivos y reducir la dependencia de productos químicos tradicionales.

Un escudo natural para los cultivos
El proyecto ESCUDO, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE+i) con fondos FEDER, está liderado por el centro tecnológico ITENE. Su misión es convertir subproductos agrícolas en herramientas biotecnológicas que protejan los cultivos de enfermedades y condiciones adversas.
Mediante procesos innovadores, ESCUDO busca extraer microorganismos beneficiosos del suelo y obtener extractos botánicos con propiedades biocidas. Estos productos ayudarán a combatir enfermedades fúngicas y a fortalecer cultivos como el arroz y la vid. También beneficiarán a especies forestales como el pino, cuya madera ha perdido calidad debido al cambio climático.

Menos residuos, más productividad
Uno de los pilares de ESCUDO es la economía circular. Los residuos agrícolas contienen compuestos valiosos que pueden transformarse en bioestimulantes y agentes de biocontrol. Esto no solo reduce la generación de desechos, sino que también ofrece a los agricultores una alternativa más sostenible para mejorar la producción.
El proyecto está diseñado para validar estos productos en entornos reales, asegurando su eficacia y su viabilidad industrial. Entre los resultados esperados, destacan:
- Métodos optimizados para obtener bioestimulantes y biocidas a partir de residuos agroalimentarios.
- Nuevos microorganismos beneficiosos para mejorar el crecimiento y la resistencia de los cultivos.
- Procesos de producción escalables para su uso en la agricultura y silvicultura.
Hacia una agricultura más resiliente
La falta de soluciones efectivas y sostenibles es un desafío para los agricultores. ESCUDO representa una oportunidad para reducir la dependencia de agroquímicos y mejorar la resistencia de los cultivos. Si los ensayos en campo confirman su efectividad, estos bioestimulantes naturales podrían ser una herramienta clave para la agricultura del futuro.