El mes de abril del pasado 2022 se caracterizó por duras heladas, nieve y también calor. En Cataluña, por ejemplo, los primeros días del mes fueron los más fríos registrados en los últimos treinta años. Los agricultores recurren a menudo a sistemas antiheladas para no echar a perder sus cultivos.
Las heladas son épocas donde la temperatura está cerca del punto de congelación, pudiendo producir daños a las plantas. Expertos afirman que, por debajo de los 10 ºC, las plantas ralentizan sus funciones vitales y su crecimiento. Por debajo de los 3 ºC comienzan los daños agrónomos. La temperatura mínima absoluta en Tàrrega en abril de 2022 fue de -2 ºC.
Las heladas de primavera, también conocidas como “heladas tardías”, son las más preocupantes para explotaciones frutales. Suceden cuando el cultivo se encuentra en fase de desarrollo vegetativo, brotación o floración. Eventos que suelen ser más frecuentes en los meses de abril.

El riego en los sistemas antiheladas
Entre los métodos de prevención activa de heladas, destaca el riego por aspersión. Es un sistema que funciona como microaspersores. Al contrario de lo que pueda parecer, requiere un bajo consumo de agua.
Y es que, el sistema de riego antiheladas funciona mediante la aplicación de pequeñas gotas sobre el cultivo, 24 horas antes, que lo protegen contra la helada. El agua a temperatura ambiente se congela, liberando energía (80 calorías por cada gramo de agua, para ser más exactos). Esta energía mantiene a la planta por encima de temperaturas negativas. Funciona como un iglú.
De manera inversamente proporcional, cuanta más agua se use en el sistema de riego, se podrá proteger de temperaturas más bajas. Sin embargo, debemos tener en cuenta el área de aplicación de la misma. Un gran volumen de agua puede acabar partiendo las ramas de la planta.

Corrientes forzadas de aire
Otro de los métodos más innovadores contra las heladas trata de crear corrientes de aire para normalizar las temperaturas. Unas torres de ventilación, o turbinas, impulsan el aire frío que azota las explotaciones aprovechando la inversión térmica. El aire “caliente” se encuentra en el horizonte superior, por lo que sucede un intercambio de temperatura que impide que los cultivos se hielen.
Este método se desarrolla mediante la impulsión o la succión, provocando estas corrientes de aire. Además, su eficacia se monitoriza a través de una aplicación móvil.