No dejamos de repetir que la población mundial continúa en aumento. Una población que necesita comer. Incrementar la producción de alimentos es crucial para mantener este ritmo de crecimiento. El cambio climático no nos lo está poniendo fácil. La sequía de los últimos meses ha puesto en jaque nuestros cultivos, que han enfermado hasta marchitarse. ¿Y si pudiéramos dar un «paracetamol» a las plantas? Pues eso es lo que buscan ahora los científicos: un fármaco capaz de combatir la sequía.

Ante las condiciones meteorológicas adversas, el sistema inmunológico de las plantas genera ácido abscísico, conocido como ABA. Es una hormona que las ayuda a sobrevivir y evita que se marchiten. Además, interviene en los procesos de desarrollo y crecimiento. Es la clave en las respuestas adaptativas al estrés hídrico.
La frecuencia y duración de las sequías de los últimos meses está demostrando ser demasiado para el ácido abscísico. Por eso, los laboratorios están investigando cómo generar fármacos que sean capaces de “engañar” a las plantas. Siguiendo el mecanismo natural, quieren recrear y potenciar el ABA.
Equipos españoles: a la cabeza de la investigación
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) han unido sus fuerzas en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), donde se están llevando a cabo experimentos en tomates y maíz para probar la acción de un fármaco.
Han creado un receptor de ABA modificado y activado por una molécula llamada iSB09. Según los resultados publicados hasta ahora, los efectos han sido positivos. El fármaco logra mejorar la respuesta de supervivencia, como hace el ácido abscísico, generando un alto nivel de tolerancia a la sequía.
El IBMCP ha utilizado estrategias que se usan habitualmente en el campo de la biomedicina pero que, en este caso, han sido trasladadas a la biotecnología agrícola. El fármaco es lo suficientemente potente para que, una vez aplicado a las plantas, se pueda evitar su marchitamiento en condiciones de déficit hídrico.

Debemos esperar para probarlo en nuestros cultivos
Sin embargo, para que llegue a manos de los agricultores, el fármaco tiene que pasar por los estudios de seguridad alimentaria. Además, su comercialización depende de los cambios en la legislación europea. Aunque se espera que pronto esta se vuelva más permisiva, regulando, por ejemplo, la técnica CRISPR en la biotecnología agrícola.
¿Sequía? En un futuro tan solo será necesario administrar a las plantas una dosis de este fármaco. Así conseguiremos cultivos más resistentes, capaces de abastecer las necesidades de una población que no para de crecer.