En un esfuerzo por transformar los olivos marginales de Guadalajara en cultivos rentables y viables, Tomás Santamaría ha inventado y construido una nueva máquina para varear olivos. El agricultor, originario de los municipios de Utande y Valdearenas, ideó los primeros bocetos de su invento durante el confinamiento de 2020. Al no encontrar ayuda para su fabricación, decidió emprender el proyecto él mismo en su nave.
Tomás tiene ya derechos exclusivos sobre la Tomasenka
La máquina, bautizada como Tomasenka, es un implemento que se engancha al tractor y utiliza una estructura metálica con tres paredes. Equipada con rotores que mueven latiguillos de plástico hacia el interior del olivo, la Tomasenka varea los árboles, haciendo que las aceitunas caigan en un cajón especialmente diseñado para su recolección. Según la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos de Guadalajara, de la que es socio Tomás, el sistema ha demostrado ser altamente eficiente y ha permitido varear más de 4.000 olivos con resultados positivos.
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha reconocido este invento, otorgándole el título de «modelo de utilidad pública». Este título protege las mejoras útiles en inventos ya existentes, como son las máquinas de vareo de olivos. Otorga al inventor derechos exclusivos sobre su creación durante 10 años en el territorio nacional. Así, impide a otros la fabricación, venta o utilización de la Tomasenka sin consentimiento de Tomás.
La mayoría de agricultores de Guadalajara recogen la oliva de manera manual
“Mi objetivo ha sido convertir los olivos marginales que tenemos en Guadalajara en rentables y viables, porque el 90% del olivar en mi zona se está abandonando debido al trabajo que implica”, afirmó Tomás. Destaca que en la zona las aceitunas todavía se recogen a mano, un trabajo que implica mucho esfuerzo y muchas horas. Con la Tomasenka, Tomás quiere cambiar estos hábitos, ahorrando tiempo y mano de obra a los agricultores locales. “No pasas frío ni calamidades, ahorras mano de obra y tiempo, el mantenimiento es mínimo y vale para toda clase de olivos”, añade.
Actualmente, Tomás está en busca de una empresa que quiera fabricar y comercializar su invento. Además, se ofrece a ayudar a otros agricultores interesados en implementar esta tecnología en sus explotaciones. Concienciado con la innovación local, Tomás demuestra que estamos muy cerca de un futuro más sostenible y productivo.