Ante cualquier plaga, nuestro primer impulso es recurrir a los productos fitosanitarios. Pero estos químicos no siempre dan resultado para detener las plagas. Además, cientos estudios científicos afirman que suponen un peligro para la salud humana. Una explotación catalana ha encontrado una alternativa: el “intercropping floral”. Han acabado con el pulgón de la sandía a base de flores.
El intercropping floral intercala las flores entre los cultivos. De esta manera, consigue aumentar la presencia de fauna auxiliar autóctona. Estas flores contra las plagas crean un equilibrio que ayuda a controlarlas, evitando así el uso de fitosanitarios.
Los fitosanitarios químicos han sido relacionados con diversas enfermedades. Científicos han probado que provocaban alteraciones hormonales. Sus efectos secundarios pueden revertir en problemas cardiovasculares, déficit de atención o diabetes, entre otros.
La técnica acabó con las plagas en sandías de Tarragona
En 2014, Verdcamp Fruits sufrió una gran plaga de pulgón en su cosecha de sandías, lo que les hizo replantearse su forma de trabajar. Los tratamientos químicos tradicionales no fueron suficientes. Además, eran caros y dañaban las abejas y polinizadores salvajes esenciales para el desarrollo de sus sandías. Estaban perdiendo producción.
Tras mucho investigar, decidieron plantar flores contra las plagas entre sus cultivos en un intento de fomento de la fauna auxiliar autóctona. Insectos que se alimentarían del polen de dichas flores y de los pulgones que les hacían la vida imposible.
Utilizaron la planta Lobularia marítima
La lobularia marítima no competía con la flor de la sandía. Las abejas, que son muy selectivas, seguían polinizando la fruta. Además, la flor se sincronizó con el cultivo en su momento de necesidad, haciendo aparecer realmente a la fauna que necesitaban. La lobularia marítima no representa una amenaza para la finca ni para futuros cultivos. No es invasora y no es sensible a enfermedades o virus que puedan afectar a las sandías
El coste de esta técnica supuso un gran ahorro para la explotación catalana que, además, puede presumir de unos costes de mantenimiento cero. La Comisión Europea quiere reducir en un 50% el uso de fitosanitarios. El ahorro económico y la mejora de la producción de los tratamientos naturales contra las plagas son razones más que suficiente para seguir apostando por alternativas sostenibles como esta.